Con alrededor de 70 obras y una gran colección de documentos y recortes de prensa resguardados por la Fundación Lotty Rosenfeld, se inauguró en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) la exposición "Lotty Rosenfeld: Entrecruces de la memoria 1979-2020". Esta retrospectiva contó con la destacada curaduría de Nelly Richard y la investigación de Mariairis Flores, como parte del Programa MNBA para conmemorar los 50 años del golpe de Estado en Chile.

La obra de Lotty Rosenfeld (1943 - 2020) trascendió los géneros a lo largo de más de cuatro décadas, explorando la intersección entre historia y memorias a través del cuerpo, la ciudad y el trabajo audiovisual. Según Varinia Brodsky, directora del MNBA, "La obra de Lotty Rosenfeld nos invita a reflexionar sobre nuestros contextos sociales, mediáticos y códigos normativos, tanto desde una perspectiva artística como política, al cuestionar el lenguaje en su sentido más amplio y al fomentar la inquietud que nos convierte en seres críticos".

“Lotty Rosenfeld trabajó obsesivamente con la atormentada memoria de la dictadura chilena, sometiendo los fragmentos documentales y testimoniales de esta memoria inconclusa a una permanente reedición de sus huellas que no deja nunca quietas las imágenes de lo acontecido, para que la mirada del espectador se mantenga alerta. Lo que nos traspasa la obra ejemplar de Lotty Rosenfeld, es una mirada entrenada para denunciar las maniobras que hoy pretenden obliterar la violencia del pasado dictatorial o mortificar nuevamente su recuerdo traumado”, explican Nelly Richard y Mariaris Flores.

Fue la  primera mujer en Chile en trabajar con video, formato que la mantuvo siempre a la vanguardia de las tecnologías. Junto a los artistas Juan Castillo, Fernando Balcelles, Diamela Eltit y Raúl Zurita, fundó en 1979 el Colectivo de Acciones de Arte (CADA), que años más tarde va a ser reconocido por la teórica y crítica del arte Nelly Richard dentro de la denominada Escena de Avanzada. Entre 1983 y 1989 formó parte de la agrupación “Mujeres por la vida”.

Durante la dictadura militar, en 1979, Lotty Rosenfeld llevó a cabo su icónica intervención "Una milla de cruces sobre el pavimento". Esta acción consistió en trazar líneas en el pavimento para intervenir los ejes que regulan el tráfico, formando cruces blancas como símbolo de desafío y cuestionamiento al autoritarismo y sus sistemas de control. Según la artista, esta acción buscaba "interrogar el problema del poder en su relación con las instituciones y la vida cotidiana". Esta intervención se repitió en lugares significativos como frente a la Casa Blanca en Washington, el Allied Checkpoint en Berlín y el Arco del Triunfo en París. Además, Rosenfeld registró estas acciones y las combinó con imágenes de los medios de comunicación, creando nuevas obras de videoarte y videoinstalación.

Esta forma de accionar le permitió “abrir una reflexión colectiva sobre los mecanismos de disciplinamiento social que uniforman las conductas mientras, en sus videoinstalaciones, se propuso desajustar el formato mediático de la cultura neoliberal quebrando los ángulos de visión de sus tecnologías del consumo”, agregan la curadora y la investigadora.

La influencia de Rosenfeld trascendió las fronteras de Chile, representando al país en el Pabellón Nacional de la 56ª Bienal de Venecia en 2015, junto a la fotógrafa Paz Errázuriz, en la muestra "Poéticas de la disidencia", bajo la curaduría de Nelly Richard.

A lo largo de su carrera recibió importantes premios nacionales e internacionales, incluyendo el Premio Especial del Jurado en la First Tokyo International Video Biennal de Japón en 1982, y el Premio Altazor de las Artes Nacionales en 2001 y 2003. Su obra forma parte de las colecciones de prestigiosos museos como el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la Tate Modern de Londres, la Colección FRAC Lorraine de París, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) y el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile.